La ingesta de suplementos de ácido fólico desde 4 semanas antes hasta 8 semanas después del comienzo del embarazo se asoció a un riesgo más bajo de un trastorno autista en el niño. Según las investigaciones publicadas en JAMA, los suplementos de ácido fólico se relacionaron un riesgo menor del 39% de autismo en el niño.
La ingesta de ácido fólico antes y durante el embarazo temprano asegura que el feto no desarrolle el defecto del tubo neural (conocida comúnmente como la espina bífida). Las mujeres en edad fértil necesita suficientes reservas corporales de folato antes de la concepción para prevenir los defectos sensibles al folato del tubo neural (DTN), que representan el 20% y el 60% de todos los defectos del tubo neural.