La alcachofa se ha convertido en protagonista de algunas dietas y métodos de adelgazamiento que a veces resultan cuestionables. La alcachofa es un manjar delicado, es la flor sin abrir de una planta perenne. Ideal para las personas a dieta al ser una verdura muy rica en fibra y diurética.
La alcachofa es una de las fuentes vegetales más ricas en minerales, incluidos el calcio, hierro, magnesio y potasio, buenos para la salud de los huesos y el corazón. Es la hortaliza con mayor contenido de fibra, en gran parte soluble, que mantiene un nivel saludable de colesterol en sangre. Además constituye una fuente de vitamina C y folato. Es baja en calorías y en índice glucémico.
La alcachofa contiene un compuesto llamado cinarina, al cual se le atribuye la capacidad de estimular el funcionamiento del hígado. Este componente proporciona parte de su sabor amargo e incrementa la secreción de bilis del hígado. La bilis contribuye a la digestión de las grasas, por lo que se dice que es depurativa.
La alcachofa se puede preparar de diversas maneras: al microondas, al horno, a la parrilla, a la plancha, en guiso, en ensalada, al vapor, rebozada, frita, en tortillas, en pizzas, en sofritos, en menestras, etc…
El hierro, el cobre y aluminio oxidan y decoloran las alcachofas. Prepárelas siempre en acero inoxidable, vidrio u otros utensilios esmaltados. Además, para que no se oxide debemos frotarlas con limón o añadir vinagre o limón en el agua de cocción y tenerlas poco tiempo en contacto con el aire.